La Semana Santa ofrece una oportunidad única para escuchar Música Religiosa, toda vez que las iglesias de cualquier ciudad programan muchos conciertos de este género. Una advertencia para quienes no han escuchado un recital en una iglesia fuera de nuestras fronteras: cuídense de ir a un concierto a las iglesias calvinistas, pues carecen de ornamentación, son inhóspitas y frías, y no tienen por abrigo más que las piedras de las paredes. Se expone uno a coger un resfriado. Una ciudad que en Semana Santa destaca por trocar sus iglesias en salas de conciertos es Viena, y esta que encabeza la entrada es la Iglesia de Heiligenstadt, ya saben, ese distrito de la ciudad imperial en el que Beethoven residió. Hoy viajaremos a Heiligenstadt y a otros lugares representativos de la vida de Beethoven en Viena, para utilidad del viajero que quiera seguir sus pasos y conocer los monumentos con que la capital recuerda al genio alemán.
Si uno se hospeda en el centro conviene iniciar la ruta por el Theater an der Wien (Linke Wienzeile 6, 1060 Wien). Se trata de un Teatro de Ópera de 1801 proyectado por el libretista de La Flauta Mágica, Emanuel Schikaneder. Pero a nosotros hoy nos interesa porque muchas de las grandes obras de Beethoven se estrenaron aquí, la Quinta Sinfonía entre ellas. Además fue su residencia durante la composición del Fidelio. Quien desee ver el interior del edificio ha de comprar una entrada para cualquier representación o usar el ingenio para que algún ordenanza se lo muestre. El 22 de diciembre de 1808 se celebró en este Teatro un
concierto ciclópeo dividido en dos partes. En la primera se escuchó la
Sexta Sinfonía, el Cuarto Concierto para Piano, el Gloria de la Misa en
Do Mayor, y el Aria "Ah, Pérfido"; y en la segunda la Sinfonía No. 5, la
Fantasía Coral, el Sanctus de la Misa en Do Mayor, y una Fantasía para
Piano solo.
Tras la visita al teatro podemos ir a reponer fuerzas al café Sacher, y regalarnos en sus salones una generosa ración de su misteriosa tarta. Este café aledaño al Hotel Sacher es parte del desaparecido Kärntnertortheater, donde se estrenó la Novena Sinfonía. Deleitémonos el tiempo que nos plazca porque aún hay que recorrer un buen trecho antes de llegar a la Beethovens Platz. El enclave (Lothringerstrasse), alberga un monumento excepcional al maestro alemán. Sobre un pedestal se encuentra la estatua sedente de Beethoven, a quien acompañan Prometeo, Niké, y nueve angelotes que representan a sus Sinfonías.
A Beethoven le gustaba la compañía y la conversación, los licores y el vino, y estos elementos suelen confluir alegremente en los mesones. En el corazón de Viena existe una taberna, Der liebe Augustine (Fleischmarkt 11), que se jacta de haber acogido a los artistas e intelectuales más destacados de la cultura vienesa. Cuentan los lugareños que estos maestros despachaban sus asuntos en una diminuta estancia de este figón y que para hacer constar su presencia grababan su firma en el techo a punta de cuchillo. Merece la pena callejear por el barrio y luego sentarse a la mesa a cenar bajo el nombre de Beethoven. No es fácil dar con la firma, por ello dejamos a continuación una pequeña pista.
Continuamente insatisfecho, durante los treinta y cinco años que Beethoven vivió en Viena cambió de residencia más de treinta veces. Visitaremos dos, pues el resto se han confundido en diferentes reformas y
ahora no son más que casas particulares habitadas por vieneses.
La Casa Pasqualati (Mölker Bastei, 8) perteneció al Baron Pasqualati, amigo y mecenas de Beethoven. El compositor vivió durante ocho años en un apartamento del cuarto piso al que se accede subiendo unas escaleras de caracol. Este apartamento es hoy en día un museo, escueto pero imprescindible. Allí encontraremos un fortepiano Streicher de cinco pedales construído en 1821, documentos facsímiles relacionados con sus Sinfonías, numerosos bustos y varios retratos. En este museo todo es impecable, excepto el aseo. Recomendamos pues, visitar la casa con la sola necesidad de conocer mejor la vida de un gran genio.
Ahora ha llegado el momeno de tomar la línea 4 del Viena U-Bahn, Untergrundbahn, es decir, el metro, y desplazarse hasta Heiligenstadt. Allí también su casa ha sido convertida en un museo. Su contenido se limita simplemente a dos estancias que albergan retratos, moldes de su rostro y notas sobre el famoso testamento. Nos referimos al Testamento de Heiligenstadt, redactado en esta casa y firmado el 6 de octubre de 1802, una carta dirigida a sus hermanos donde confiesa la razón de su carácter huraño y retraído, la razón única por la que se ha alejado de la sociedad y del contacto humano: la sordera. La casa museo de Beethoven en Heiligenstad (Probusgasse, 6) ofrece una edición facsímil de este testamento junto a un librito que contiene traducciones de la carta al inglés, francés, italiano y japonés. A la salida conviene recuperarse en una casa de vinos que hay a pocos metros del museo, siguiendo hacia abajo la calle Probusgasse, por cuyos jardines, descuidados y sombríos, camina el meditabundo Beethoven.
Ya nos vamos aproximando al final de nuestra ruta. La Beethoven Sterbehaus (Schwarzpanierstrasse, 15), literalmente "casa de la muerte", es la casa en que murió Beethoven. El edificio fue demolido en 1904 y recompuesto posteriormente. Un magnífico busto con una inscripción en la fachada del inmueble nos indica el lugar y nos recuerda la terrible pérdida. Leamos la inscripción que acompaña al busto, aunque no entendamos ni una palabra de alemán, y tomemos rumbo luego hacia el Cementerio Central de Viena, donde se encuentra su tumba.
No nos queda el cementerio precisamente cerca. Para acudir a él hay que desplazarse hasta la zona sur de la ciudad y buscar la Simmeringer Hauptstraße. Una vez allí conviene hacerse con un plano, pues se trata de uno de los cementerios más grandes de Europa. Más de tres millones de finados están enterrados entre sus paredes, repartidos en grupos homogéneos. Los músicos se encuentran en el grupo 32A. Allí reposan en hermosas tumbas los más grandes compositores: Brahms, Schubert, Czerny, Salieri, la familia Strauss, qué flamantes todos ahora que pueden estar cerca de Beethoven. Incluso Schönberg, que descansa tranquilamente en su tumba suprematista. Saludemos nosotros también, por su proximidad, a estos maestros y concluyamos con esto nuestra guía de Beethoven. Ya podemos volver al centro y atender a otros artistas en sus respectivos museos, visitemos ahora el Palacio de Schönbrunn y el de Hofburg, la Opera de Viena, el Ayuntamiento, el edificio de la Secesión y los frescos de Klimt...y dejemos a Beethoven en su mundo, que ya ha satisfecho con holgura su compromiso con el nuestro.
Lista de Reproducción con el Programa del concierto celebrado el 22 de diciembre de 1808 en el Theater an der Wien.
Monumento a Beethoven por von Zumbusch |
A Beethoven le gustaba la compañía y la conversación, los licores y el vino, y estos elementos suelen confluir alegremente en los mesones. En el corazón de Viena existe una taberna, Der liebe Augustine (Fleischmarkt 11), que se jacta de haber acogido a los artistas e intelectuales más destacados de la cultura vienesa. Cuentan los lugareños que estos maestros despachaban sus asuntos en una diminuta estancia de este figón y que para hacer constar su presencia grababan su firma en el techo a punta de cuchillo. Merece la pena callejear por el barrio y luego sentarse a la mesa a cenar bajo el nombre de Beethoven. No es fácil dar con la firma, por ello dejamos a continuación una pequeña pista.
La Casa Pasqualati (Mölker Bastei, 8) perteneció al Baron Pasqualati, amigo y mecenas de Beethoven. El compositor vivió durante ocho años en un apartamento del cuarto piso al que se accede subiendo unas escaleras de caracol. Este apartamento es hoy en día un museo, escueto pero imprescindible. Allí encontraremos un fortepiano Streicher de cinco pedales construído en 1821, documentos facsímiles relacionados con sus Sinfonías, numerosos bustos y varios retratos. En este museo todo es impecable, excepto el aseo. Recomendamos pues, visitar la casa con la sola necesidad de conocer mejor la vida de un gran genio.
Estatua de Beethoven en Heiligenstadt |
Ya nos vamos aproximando al final de nuestra ruta. La Beethoven Sterbehaus (Schwarzpanierstrasse, 15), literalmente "casa de la muerte", es la casa en que murió Beethoven. El edificio fue demolido en 1904 y recompuesto posteriormente. Un magnífico busto con una inscripción en la fachada del inmueble nos indica el lugar y nos recuerda la terrible pérdida. Leamos la inscripción que acompaña al busto, aunque no entendamos ni una palabra de alemán, y tomemos rumbo luego hacia el Cementerio Central de Viena, donde se encuentra su tumba.
No nos queda el cementerio precisamente cerca. Para acudir a él hay que desplazarse hasta la zona sur de la ciudad y buscar la Simmeringer Hauptstraße. Una vez allí conviene hacerse con un plano, pues se trata de uno de los cementerios más grandes de Europa. Más de tres millones de finados están enterrados entre sus paredes, repartidos en grupos homogéneos. Los músicos se encuentran en el grupo 32A. Allí reposan en hermosas tumbas los más grandes compositores: Brahms, Schubert, Czerny, Salieri, la familia Strauss, qué flamantes todos ahora que pueden estar cerca de Beethoven. Incluso Schönberg, que descansa tranquilamente en su tumba suprematista. Saludemos nosotros también, por su proximidad, a estos maestros y concluyamos con esto nuestra guía de Beethoven. Ya podemos volver al centro y atender a otros artistas en sus respectivos museos, visitemos ahora el Palacio de Schönbrunn y el de Hofburg, la Opera de Viena, el Ayuntamiento, el edificio de la Secesión y los frescos de Klimt...y dejemos a Beethoven en su mundo, que ya ha satisfecho con holgura su compromiso con el nuestro.
Lista de Reproducción con el Programa del concierto celebrado el 22 de diciembre de 1808 en el Theater an der Wien.