"La música amansa a las fieras" es una expresión que se remonta a los tiempos en que Orfeo, el poeta Tracio, se dedicaba a encantar a los bosques, a las bestias y a las piedras, valiéndose simplemente del canto y de la cítara. Desde entonces siempre se ha considerado que para aplacar a una bestia es conveniente usar la música. Pero no nos sirve cualquiera. Por ejemplo, Charles Snowdon, David Teie y Megan Savage, investigadores de la Unversidad de Winscosin y de Maryland, mostraron en un artículo publicado en Applied Animal Behaviour Science, que los gatos sentían mayor inclinación por música compuesta específicamente para ellos que por música compuesta para humanos. Se puso a 47 mininos una grabación de la Elegía de Fauré y del Aria de Bach, y no mostraron ninguna reacción significativa, mientras que al sonar la música diseñada para gatos comenzaron a ronronear, a estirarse y a frotarse contra los altavoces. Así que la música no siempre amansa a las fieras...recuérdese al propio Orfeo, despedazado por las iracundas Ménades o, por citar un episodio real, el alboroto provocado en el estreno de la Consagración de la Primavera.
Los compositores tampoco parecen ser muy susceptibles a los placeres relajantes de la música. Ahí tenemos a Beethoven rompiendo una silla en la cabeza del príncipe Lichnowsky, o a Berlioz meditando el asesinato de Pleyel, y sobre todo tenemos a Carlo Gesualdo, arrebatado por los celos, que asesinó a su esposa y a su amante de muy malas maneras. Veamos hoy, brevemente, de qué se trata el asunto Gesualdo.
Carlo Gesualdo (1560-1613) fue uno de los compositores italianos más importantes del Renacimiento. A él se le atribuyen innovaciones estilísticas que han llegado incluso a compararse con las corrientes expresionistas, propias del siglo XX. Su obra suele ser descrita como bella y conmovedora, de una originalidad extraña a la estética renacentista por contener abundancia de recursos, cromatismos inestables y notorias disonancias. Su estilo ha sido considerado por los musicólogos del siglo XX como un auténtico modelo a seguir, al contrario que su vida privada, que no se ha tenido nunca por ejemplar. Ni siquiera sus biógrafos más imparciales evitan pronunciarse sobres sus desequilibrios. "Un aristócrata orgulloso", apunta Denis Morrier "sombrío, violento y atormentado (...) asesinó a su primera esposa (...) se sospecha que asesinó también a su segundo hijo (...) martirizó a su segunda esposa (...) mostró tendencias masoquistas".
Rubens. Venus y Adonis |
Gesualdo, sospechando la aventura, y con la aviesa intención de sorprender a la pareja en "flagrante delicto di flagrante peccato", anunció a donna María que se ausentaba unos días para participar en una cacería. Y en mitad de la noche se introdujo, sibilino, en el hogar, con tres secuaces armados de dagas, espadas y arcabuces, subió las escaleras que conducían a los aposentos de la dama, irrumpió furioso en la estancia... y asesinó a los dos amantes. Pietro Malitiale, criado de don Carlo, y testigo principal de la investigación, declaró que, tras la matanza, el compositor regresó al lecho en que yacía su esposa y le asestó numerosas puñaladas mientras gritaba "¡Aún no creo que esté muerta!". Todavía recuerdan los napolitanos chismosos estas antiguas historias, un tanto distorsionadas por las películas y las novelas románticas, y cuentan entusiasmados los detalles más espantosos del crimen, que nosotros nos ahorraremos aquí.
Carlo Gesualdo no ocultó posteriormente sus remordimientos, y se dedicó a sesiones masoquistas que incluían flagelaciones con jóvenes. Su cuerpo, desnudo y maltrecho, apareció muerto el 8 de septiembre de 1613, y se apuntó como causa de la muerte una crisis asmática acontecida en el transcurso de una de estas prácticas insólitas. Quedémonos ahora con su maravillosa música, y si alguien tiene interés en profundizar en el asunto Gesualdo, que consulte la breve biografía de Denis Morrier, que en ella se dan todos los detalles de los informes oficiales.
1) Tristis est anima mea
3) Moro laso al mio duolo
Lista de Reproducción con el Sexto Libro de Madrigales:
En realidad, el caso Gesualdo no es tan extraño, me refiero al hecho de dedicar la vida a actividades espirituales artísticas o de alto contenido en valores digamos “no mundanos” o “no estrictamente materiales y lucrativos” "muy bien vistos", y después que la historia personal de ese ser no tenga el nivel ético esperado. Con lo cual, su historia no está en sintonía con lo que expresan en esas facetas creativas o intelectuales de su vida. Este comportamiento se llama incoherencia y humanos coherentes por desgracia no abundan.
ResponderEliminarSentir pensar y actuar finalmente en una misma línea, sería el mejor ejemplo de comportamiento coherente. Si además está fundamentado en valores éticos, tenemos lo que solemos esperar de los creadores tanto de las más sublimes obras artísticas como de los hechos que tildamos de ejemplares en la vida cotidiana.
Pero como ya sabemos, no suele ser así. Y de este modo tenemos a nuestro irascible Beethoven, al asesino Gesualdo, al competitivo y ambicioso premio nobel, al envidioso y malhumorado aunque sonriente lama tibetano, al educado y servicial vecino que cuando cierra la puerta humilla y desprecia a su familia, a la maestra que le tiene manía a ciertos niños, al católico practicante que no se digna ni a mirar a un mendigo que se le cruza en la calle, al supuesto iluminado que se siente superior a aquel que no medita ni quema barritas de incienso, ….. ¿seguimos?
Hola AD. A juzgar por la música de Carlo Gesualdo parece que en este caso particular su obra y su carácter se entienden bien. El personaje está atormentado, desquiciado o desequilibrado, loco, si se prefiere, y su obra manifiesta realmente ese desequilibrio. A mi modo de ver, en este caso su historia sí está en sintónia con lo que expresa su faceta creativa.
ResponderEliminarPor lo demás yo sí pienso que en general todo el mundo manifiesta su carácter en cualquier faceta creativa que se proponga, ya sea en música, en pintura, en repostería o en punto de cruz, de la misma forma que también lo hace cuando habla, camina o gesticula. Y cuando se intenta ir en contra del carácter entonces las obras que salen parecen hueras y forzadas. Al menos eso es lo que a mi me parece.
Un saludo y gracias por pasarte por aqui!