El pasado 8 de mayo se celebró en el barrio de Tetuán el tradicional día del niño. Desde la Glorieta de Cuatro Caminos hasta Bravo Murillo se sucedieron las actividades lúdicas y educativas, entre las que destacaron los talleres de plantación de árboles. Esto obedece a que la UNESCO ha declarado al 2011 como el "Año Mundial de los Bosques".
Este asunto de los árboles me trajo a la memoria un cuento instrumentado que realizamos los alumnos de Pedagogía en el último año del Conservatorio, sobre los conflictos que un tal "Trompetín" sufría en una especie de bosque, en el que destacaba, sin duda, un enorme árbol en cuyo interior se ocultaba una compañera violinista. Pasamos muchos meses preparando este cuento hasta que al final lo escenificamos, creo recordar, con bastante éxito. Fue un curso extraordinario, pero he de reconocer que no aprendí nada de pedagogía. Este recuerdo fugitivo y la sorpresa final para la fiesta del día del niño, a saber, una gran actuación de Teresa Rabal, me hicieron reparar en aquellos músicos que en verdad se habían esforzado en la educación musical de los niños a través de composiciones destinadas a ellos.
Son muchos los compositores que en algún momento de su producción se han preocupado por los niños, pero en este contexto hay que distinguir, naturalmente, entre obras destinadas a ser interpretadas por los niños -con marcada orientación pedagógica-, y obras de inspiración infantil proyectadas a ser interpretadas por los adultos. Este segundo enfoque tiene sus paralelismos en muchos cuadros en que los pintores se complacen en ilustrar escenas infantiles, o en novelas y poemarios en que los autores regresan, ya en su edad adulta, a la ingenuidad y seguridad del hogar materno. De seguir por este camino, sin duda habríamos de adentrarnos en el terreno de la psicología. Citemos como ejemplos, antes de desarrollar un poco más el primer enfoque, a las famosas "Escenas de Niños" de Schumann, o el "Children´s Corner" de Debussy, Esta última obra contiene una dedicatoria de Debussy a su hija, en la que se apresura a disculparse "por lo que sigue".
Como pianista, los nombres que manejo al pensar en compositores preocupados por la enseñanza instrumental son los de Schumann y los de Béla Bartok. La gran apuesta didáctica de Schumann es el "Album para la Juventud", que además de contener unas bellísimas melodías, viene provisto de una serie de consejos para los jóvenes músicos. No obstante se dice que la génesis de esta obra se debe a que alguien se mostró escéptico hacia la habilidad de Schumann por crear melodías sencillas, siendo el Album una respuesta a esta incredulidad. No me cabe duda de que Béla Bartok ha facilitado mucho la enseñanza del piano a través de su famoso Microcosmos, pequeñas piezas de facilidad engañosa, compuesto en principio para enseñar a su propio hijo. Tras estos dos gigantes aparece el nombre de Tchaikovsky, con su Album para niños op. 39. Fue a su mecenas, la señora Von Meck, a quien escribió estas líneas en 1878: "Tengo la intención de escribir un conjunto de piezas breves, de carácter sencillo y fácil, con títulos que puedan gustar a los niños, como hizo Schumann". Se trata de un compendio cuidadoso de melodías ucranianas, rusas, francesas e italianas, así como de sus elementos rítmicos, entre las que ocasionalmente irrumpen personajes del folclore ruso. Otros nombres vinculados a la enseñanza infantil son los de los rusos Sergei Prokofiev, Dimitri Shostakovich, Kabalevsky. Y entre ellos hay que hacerle un hueco especial al armenio Khachaturian, que concibió dos volúmenes de piezas infantiles para piano, de dificultad graduada, a las que actualmente no se las tiene lo suficientemente en cuenta. Hagamos un breve paréntesis para escuchar alguna de estas joyas.
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Sin embargo existe otro compositor cuyo alcance pedagógico aún no se ha valorado con la magnitud que se merece. Los compositores antedichos, si bien dejaron una profunda huella con sus composiciones para niños, no parece que explotaran todas las posibilidades que ofrecían ya no su propio talento, sino el de una nación en que las melodías infantiles abundan sobremanera. Acaso Bartok tomó el asunto con más consideración al realizar junto a otro húngaro, Zoltán Kodály, una investigación etnomusical de su país; pero aún así, no suelen desviarse estos maestros del dominio propio de su instrumento principal. En cambio, hay otro, digo, que se dedicó durante toda su vida productiva a la literatura didáctica, a través de un proyecto de educación musical que pretendió el acceso a la enseñanza de toda una nación, y que recopiló y arregló un sinfín de melodías de las regiones más recónditas. Se trata del compositor brasileño Heitor Villa-Lobos.
El llamamiento más temprano de Villa-Lobos por la música para niños como motivo para sus obras pianísticas se encuentra en su Brinquedo de Roda, de 1912. Esta es una obra compuesta por 6 pequeñas piezas, cada una de las cuales está basada en melodías populares características de los juegos de rondas de los niños. Esta idea de la ronda la repetirá más adelante en su serie de Cirandas y Cirandinhas, integradas por 16 y 12 melodías populares, respectivamente.
Sin embargo estos trabajos no muestran del todo la labor pedagógica que Villa-Lobos ejerció sobre la sociedad de Brasil; para ello tenemos que remontarnos a 1905, año en que el compositor se embarca en una gesta recopilatoria que lo lleva a recorrerse numerosas regiones de su país. Entre 1905 y 1913 recoge alrededor de 2000 canciones y una gran variedad de ritmos y géneros musicales. Alentado por el éxito de su empresa propone un cambio en el sistema educativo musical de todo el país, que llamará Canto Orfeónico, y que será implantado por el entonces presidente Gétulio Vargas el 18 de abril de 1931, por medio del Decreto nº 19.890. La idea de Villa-Lobos es que el aprendizaje musical se desplace de la educación selectiva y elitista de los Conservatorios a las grandes masas populares. Así, el proyecto Canto Orfeónico se impone como disciplina obligatoria en los currículos escolares durante tres décadas. Fue el mismo Villa-Lobos quien dirigió la institución encaminada a aplicar este nuevo proyecto en 1932, la SEMA, siglas que se corresponden con "Serviço de Educaçao Musical e Artística do Departamento de Educaçao Musical".
Villa-Lobos entendía la música como un factor imprescindible en la educación del carácter de la juventud. Esto conllevó una propagación de su método por medio de la enseñanza popular, de suerte que todas las clases sociales pudieron acceder a su conocimiento. Este es el aspecto, digamos, político del asunto. Pero, realmente, ¿en qué se basaba el proyecto pedagógico de Villa-Lobos? Son tres los aspectos que vienen a definir el funcionamiento del proyecto: 1) Un enfoque hacia los elementos esenciales de las formación musical, esto es, comprensión de los elementos del ritmo, educación auditiva, interiorización de los acordes y factores de orden estético; 2) el canto colectivo como medida de socialización que favorece la solidaridad humana, y que exige de las personas una participación anónima en la construcción de las grandes nacionalidades; y 3) el empleo de un repertorio basado fundamentalmente en la música nacional folclórica.
Dado que Villa-Lobos entendía que la música folclórica es la que mejor asimilan los niños, ya que se trata de melodías con las que ya se han familiarizado espontáneamente, se embarcó en la composición de un material musical que se edificara sobre la base de estas canciones populares. De ahí surgió la Guía Prático, que en su origen debía ser una compilación musical de seis volumenes que se organizaban de esta forma:
1º) 137 canciones folclóricas infantiles, nacionales y extranjeras.
2º) Una colección de himnos nacionales y escolares, así como canciones patrióticas.
3º) Canciones nacionales y extranjeras
4º) Canciones del folclore indio y afro-brasileño.
5º) Una variada colección de piezas del repertorio universal.
6º) Una colección de piezas variadas del repertorio culto nacional y extranjero.
Muchos habríamos ganado si Villa-Lobos hubiera concluido todo este proyecto, pero a día de hoy hemos de conformarnos con el primer volúmen, ya que fue el único que se publicó. Pero no sólamente compuso las canciones; en esta guía práctica figuran además indicaciones sobre cada canción, que incluyen información sobre dónde y por qué razón fue recogida, a qué género pertenece, cuál es su finalidad principal, carácter , origen, y afinidades étnicas de las melodías.
Por último, y por si fuera poco, junto al material provisto por la Guía Prático, compuso Villa-Lobos un método de Solfeo en dos volúmenes, el primero con material sobre temas populares; y el segundo provisto de vocalizaciones, dictados, imitaciones, cánones y fugas. Escuchemos ahora una pequeña selección de música infantil compuesta por este genial compositor.
Mieczyslaw Horszowski – Guia pratico, Book 1: Guia pratico, Book 1: No. 2. A mare encheu (The Tide Flowed)
Clara Sverner – Garibaldi Foi Missa
Debora Halasz – Brinquedo De Roda: II. A Moda Da Carranquinha - The Carranquinha Song
Debora Halasz – Brinquedo De Roda: VI. Vamos Todos Cirandar - Let Us All Dance Around
Debora Halasz – Historias Da Carochinha: IV. E A Princesazinha Dancava - And The Little Princess DancedEl llamamiento más temprano de Villa-Lobos por la música para niños como motivo para sus obras pianísticas se encuentra en su Brinquedo de Roda, de 1912. Esta es una obra compuesta por 6 pequeñas piezas, cada una de las cuales está basada en melodías populares características de los juegos de rondas de los niños. Esta idea de la ronda la repetirá más adelante en su serie de Cirandas y Cirandinhas, integradas por 16 y 12 melodías populares, respectivamente.
Sin embargo estos trabajos no muestran del todo la labor pedagógica que Villa-Lobos ejerció sobre la sociedad de Brasil; para ello tenemos que remontarnos a 1905, año en que el compositor se embarca en una gesta recopilatoria que lo lleva a recorrerse numerosas regiones de su país. Entre 1905 y 1913 recoge alrededor de 2000 canciones y una gran variedad de ritmos y géneros musicales. Alentado por el éxito de su empresa propone un cambio en el sistema educativo musical de todo el país, que llamará Canto Orfeónico, y que será implantado por el entonces presidente Gétulio Vargas el 18 de abril de 1931, por medio del Decreto nº 19.890. La idea de Villa-Lobos es que el aprendizaje musical se desplace de la educación selectiva y elitista de los Conservatorios a las grandes masas populares. Así, el proyecto Canto Orfeónico se impone como disciplina obligatoria en los currículos escolares durante tres décadas. Fue el mismo Villa-Lobos quien dirigió la institución encaminada a aplicar este nuevo proyecto en 1932, la SEMA, siglas que se corresponden con "Serviço de Educaçao Musical e Artística do Departamento de Educaçao Musical".
Villa-Lobos entendía la música como un factor imprescindible en la educación del carácter de la juventud. Esto conllevó una propagación de su método por medio de la enseñanza popular, de suerte que todas las clases sociales pudieron acceder a su conocimiento. Este es el aspecto, digamos, político del asunto. Pero, realmente, ¿en qué se basaba el proyecto pedagógico de Villa-Lobos? Son tres los aspectos que vienen a definir el funcionamiento del proyecto: 1) Un enfoque hacia los elementos esenciales de las formación musical, esto es, comprensión de los elementos del ritmo, educación auditiva, interiorización de los acordes y factores de orden estético; 2) el canto colectivo como medida de socialización que favorece la solidaridad humana, y que exige de las personas una participación anónima en la construcción de las grandes nacionalidades; y 3) el empleo de un repertorio basado fundamentalmente en la música nacional folclórica.
Dado que Villa-Lobos entendía que la música folclórica es la que mejor asimilan los niños, ya que se trata de melodías con las que ya se han familiarizado espontáneamente, se embarcó en la composición de un material musical que se edificara sobre la base de estas canciones populares. De ahí surgió la Guía Prático, que en su origen debía ser una compilación musical de seis volumenes que se organizaban de esta forma:
1º) 137 canciones folclóricas infantiles, nacionales y extranjeras.
2º) Una colección de himnos nacionales y escolares, así como canciones patrióticas.
3º) Canciones nacionales y extranjeras
4º) Canciones del folclore indio y afro-brasileño.
5º) Una variada colección de piezas del repertorio universal.
6º) Una colección de piezas variadas del repertorio culto nacional y extranjero.
Muchos habríamos ganado si Villa-Lobos hubiera concluido todo este proyecto, pero a día de hoy hemos de conformarnos con el primer volúmen, ya que fue el único que se publicó. Pero no sólamente compuso las canciones; en esta guía práctica figuran además indicaciones sobre cada canción, que incluyen información sobre dónde y por qué razón fue recogida, a qué género pertenece, cuál es su finalidad principal, carácter , origen, y afinidades étnicas de las melodías.
Por último, y por si fuera poco, junto al material provisto por la Guía Prático, compuso Villa-Lobos un método de Solfeo en dos volúmenes, el primero con material sobre temas populares; y el segundo provisto de vocalizaciones, dictados, imitaciones, cánones y fugas. Escuchemos ahora una pequeña selección de música infantil compuesta por este genial compositor.
Mieczyslaw Horszowski – Guia pratico, Book 1: Guia pratico, Book 1: No. 2. A mare encheu (The Tide Flowed)
Clara Sverner – Garibaldi Foi Missa
Debora Halasz – Brinquedo De Roda: II. A Moda Da Carranquinha - The Carranquinha Song
Debora Halasz – Brinquedo De Roda: VI. Vamos Todos Cirandar - Let Us All Dance Around
Heitor Villa-Lobos – Cirandinhas: Vamos ver a Mulatinha