No creo equivocarme al suponer que los pianistas, especialmente los que se dedican a la enseñanza de su instrumento, están familiarizados con el Album para la Juventud. De entre todos los compositores que dedicaron parte de sus esfuerzos a la producción de obras pedagógicas, tal vez sea Schumann quien aportó la partitura más completa. Sin embargo tengo la sensación de que de las 42 piezas que componen el album, así como de las que componen sus dos apéndices, son muy pocas las que se estudian en profundidad. En la buenas ediciones de este op. 68 suele incluirse como prefacio o colofón una serie de consejos escritos por Schumann, destinados a estos jóvenes que se aventuran en el estudio serio de la música. Interesantes algunos y llamativos otros; los hay, incluso, que no carecen de un cierto sentido del humor.
En estas tablas de la ley, (permítaseme citar algún ejemplo aislado) sugiere Schumann que nos cuidemos mucho de promover las malas composiciones y que, muy al contrario, dediquemos todos nuestros esfuerzos en suprimirlas; apunta también que entre nuestros amigos no hay que molestarse en conservar sino a aquellos que sepan más que nosotros; y, aunque señala que todo pianista tiene mucho que aprender de los cantantes, les aconseja que no crean todo lo que digan. No es este sitio para enumerar y comentar cada uno de los consejos de Schumann, cosa que, por otro lado, no tendría el menor mérito; pero sí querría hacer notar la presencia de uno muy productivo, veamos: Como descanso de vuestros estudios musicales, leed mucha poesía. Dad un paseo con frecuencia.
Parece que el paseo (la poesía es un campo que, por desgracia, no domino) es uno de los asuntos más recurrentes de las personalidades creativas. Todo compositor, escritor o pintor que se refiere al paseo lo tiene como uno de los medios más efectivos de inspiración; en esto están todos de acuerdo. Las diferencias radican básicamente en el medio que se emplea para hacer este paseo. De esta manera,como el hombre barroco se esfuerza en imitar y superar a la naturaleza (la imitación es una forma básica que representa la imitación de la naturaleza; esta imitación se racionaliza con la ornamentación, que representa el lugar del hombre frente a aquélla) es comprensible que la imite y la moldee a su antojo por medio del Parque.
El hombre del Romanticismo es más proclive a pasear por el campo y a adentrarse en la maraña del Bosque. Es sabido que Beethoven era un gran amante de los paseos por los campos y los bosques de Viena, y que en estos hallaba la inspiración para sus grandes obras. Antes de perder la audición cualquier sonido de los bosques era susceptible de convertirse en música. Se dice que fue un murmullo del viento en un arroyo el inspirador del tema del segundo movimiento de su sinfonía Pastoral.
También Schumann era un paseante asiduo. En 1849 unos hombres aporrearon al puerta de Schumann exigiendo la participación de éste en las patrullas callejeras. Clara, que comprendía que la salud mental de Schumann habría de tambalearse aún más si se entregaba a cualquier tipo de violencia, esquivó a los conflictivos y se escabulló con Robert y su hija por una puerta trasera, los condujo a la estación de tren y se marcharon a Maxen, a casa de unos amigos. Robert se dedicó a pasear por los bosques de Maxen mientras en las ciudades vecinas se repetían los disturbios y las matanzas, completamente ajeno a estos acontecimientos.
No es una sorpresa, en todo caso, que los músicos románticos se adentren en el bosque en busca de inspiración. En su obra "Simbología del Espíritu" Carl Jung apunta unos datos reveladores con respecto a la simbología del bosque: "El bosque, como sitio oscuro y opaco es, como la profundidad del agua y el mar, lugar propicio para lo desconocido y lo misterioso. Es una clara alegoría del insconsciente". En la misma corriente Bruno Bettelheim señala que el bosque "simboliza el lugar donde se debe afrontar y vencer la oscuridad; donde se resuelven las dudas acerca de lo que uno es; y donde uno empieza a comprender lo que quiere ser". Los mayores conflictos de los cuentos de hadas suelen iniciarse o desarrollarse en lo profundo del bosque, y no es una casualidad que Andersen, que vivió entre los años 1805 y 1875, haya recurrido a ese escenario para desarrollar los suyos.
Pero con el advenimiento del siglo XX el escenario del paseo vuelve a modificarse como consecuencia del auge de las ciudades, del medio urbano, y de la maquinaria. Así como los románticos hallaron el acceso a su creatividad a través de la naturaleza, el hombre del siglo XX lo encontró en la ciudad y en la vida que en ella se desarrollaba. Pequeños vestigios del paseo del siglo anterior y de esa entrada al inconsciente permanecieron, por ejemplo, en el interior de las catedrales, donde el paso automáticamente se ralentiza, y el silencio y la meditación envuelven al visitante.
A lo largo del siglo XX muchos compositores dedicaron al paseo por la urbe en todas sus posibilidades numerosas composiciones. Desde la frenética aventura de un americano por las calles de París a las variadas promenades de Poulenc este motivo recurrente se repite constantentemente en la producción de los músicos.
La aventura de Gershwin en París tal vez sea a estas alturas la obra más representativa de un recorrido por una ciudad. Escuchemos ahora una versión del mismo compositor dando un paseo un poco más reposado, con la ayuda de dos legendarios bailarines y un perro desconcertado:
Otros compositores han mostrado en sus partituras los peligros de pasear por una ciudad bulliciosa. Escuchemos una excursión de Samuel Barber por una de estas urbes de la mano de Horowitz. Interpreta en directo 3 de los cuatro movimientos de que se compone la obra "Excursions op. 20". Se aprecian claramente los accesos urbanos y los ritmos de blues, para concluir por un paseo por los medios rurales de la mano de un piano convertido en banjo y armónica.
Así es como concibe el compositor Francis Poulenc un paseo en barca:
Satie y Debussy también dedicaron su inspiración a los paseos en mar, si bien cada uno con sus particularidades:
1.- Satie: Pascal Rogé – Le Yachting
2.- Debussy, en la orquestación de Busser: L'Orchestre de la Suisse Romande – Debussy: Petite suite - 1. En bateau
Tal vez, y ya para concluir, uno de los paseos más famosos fue el que hizo Mussorgsky entre uno y otro cuadro de la exposición de su amigo Victor Hartmann.
1.- Mussorgsky: Berliner Philharmoniker – Pictures at an Exhibition: Promenade