Un día como hoy, el 16 de diciembre del año 2010, rescaté de una carpeta una redacción escrita durante mis primeros días en Madrid, hace ahora nueve años. Entonces pasaba el tiempo entre un local de la calle Ferraz, provisto de cabinas con pianos, y la biblioteca de música del Centro Conde Duque. Esta biblioteca se encuentra en el segundo piso. En el bajo hay otra de carácter general que prefería a la de música, sobre todo por evitar el trato con sus insípidos encargados. Allí encontré un libro siniestro,"El libro de Satán", entre cuyas páginas aprendí que el escritor romántico Heinrich Heine había narrado un episodio sobre Paganini y su devoción diabólica en la novela "Noches Florentinas". No tuve que hacer mayor esfuerzo para conseguir este volumen que el cambiarme de pasillo. Una vez provisto de estos saberes tan singulares me encerré en mi habitáculo del barrio de Delicias y compuse esta pequeña redacción que vine a llamar "El Diablo en Música". Nueve años después, como decía, la recuperé de un cajón y la usé como primera publicación en este blog, que hoy cumple su primer año de vida.
Ha pasado un año, y es tiempo ya de hacer balance y de proceder a una declaración de intenciones que, según tengo entendido, es condición ineludible en todo blog, si uno quiere que sus visitantes sepan de qué se trata. A veces las cosas surgen de las formas más variopintas y retorcidas, como consecuencia de relaciones imposibles o al cabo de estudios minuciosos. No es este el caso. Este blog -cuyo diseño y plantilla, por cierto, son obra de mi hermano- nació con el firme propósito de suplir mi ignorancia en diversos ámbitos del saber musical, a través del sencillo método de escribir sobre ellos, y fundamentando lo escrito sobre una bibliografía coherente. Al final se ha convertido en un medio donde, siendo el hilo conductor la Música Clásica, he podido dar cabida a otros aspectos tangentes por los que siento un notable interés y que, en todo caso, no se pueden desvincular de ella.
Soy consciente de que he omitido a lo largo de este año muchas materias y muchos compositores, y si lo he hecho ha sido las más de las veces por falta de tiempo, otra veces por carecer de conocimientos suficientes y aún otras, las menos, por no sentir hacia el asunto demasiadas atracciones, como puede ser el caso -no me queda más remedio que admitirlo- de la música de McDowell o la de Zemlinsky. Por suerte siempre queda mucho que aprender en el vastísimo mundo de la Música Clásica, y con ello creo tener material suficiente para continuar posteando, por lo menos, un año más. Tengo, también, varios asuntos pendientes que no olvido. En este sentido le debo a mis numerosos lectores mexicanos un estudio sobre dos de sus más grandes músicos, Manuel María Ponce y Carlos Chávez; al señor Valmore le debo una reseña sobre Palestrina; y tengo por concluir la serie de diez compositoras que inicié al escuchar en la radio a un periodista empecinado, que afirmaba de las mujeres que carecían de talento creativo.
Pero no es el cumpleaños de este blog el que hemos de celebrar el 16 de diciembre. Salvemos un trecho las distancias y recordemos que hoy, 16 de diciembre de 2011, se celebra el "duocentésimo cuadragésimo primer" aniversario del nacimiento de Beethoven. Mucho se ha escrito sobre este nacimiento y sus insólitas circunstancias. Los lectores curiosos pueden encontrar por la web un sinfín de variaciones sobre el famoso diálogo entre el abortista y el anti-abortista, aquél que concluye con la ya célebre frase "Felicidades, acaba usted de matar a Beethoven". Sugiero leer una biografía destacable, tal vez la de Emil Ludwig o la de Romain Rolland, pues en la web aplican a sus padres mayores enfermedades que el alcoholismo y la tuberculosis, y al propio Ludwig le atribuyen dos, cinco y hasta ocho hermanos diferentes, y ya no se sabe cuántos fallecen y cuántos sobreviven.
Otro compositor destacable cuyo aniversario se celebra el 16 de diciembre es el húngaro Zoltan Kodály, nacido en Kecskemét hace 129 años. Gran compositor y licenciado en Filosofía y letras, ostenta el honor de haber elaborado uno de los métodos más efectivos de enseñanza musical , basándose en el canto y en el estudio de las melodías populares (que él entiende como la lengua musical madre de un país). También se le atribuye la creación de las Escuelas de Música en Hungría, en las que se aplica su método. Éste pretende introducir fácilmente el lenguaje musical en los primeros años de vida, y para ello se sirve de fonemas rítmicos y de gestos manuales, gestos que se han denominado "Fononimia Kodály", cada uno de los cuales representa una nota diferente. Acompaña al texto un esquema de esta fononimia donde se aprecia un gesto manual para cada grado de la escala. Como curiosidad, y estoy seguro de que esto va a satisfacer las dudas de muchos cinéfilos, este es el lenguaje musical con que el personaje de François Truffaut se comunica con los marcianos, en la grande y mítica película Close Encounters of the Third Kind. El lector con prisas puede adelantarse hasta el minuto 3'56'' de este video, con el cual me despido, deseándoles a todos un feliz 2012.
Alisa Weillerstein interpretando la Sonata para Violonchelo solo de Kodály.
La extraordinaria Hillary Hahn despachando un capricho de Paganini: