Uno de los seguidores de este blog firma con el pseudónimo de Darezzo y, bien porque este nombre ha despertado la curiosidad de algún lector, bien porque el personaje ocupa un puesto importante en la Historia de la Música, me ha parecido oportuno hacer un pequeño trazado de sus logros. Guido D'Arezzo vivió entre los años 995 y 1050, pero para comprender el alcance de sus aportaciones es necesario retroceder al siglo IV.
En el año 313 el emperador Constantino promulgó el Edicto de Milán, por medio del cual el Cristianismo se convirtió en una de las religiones del Imperio Romano; y en el año 380, por medio de los Edictos de Teodosio y Graciano, esta religión se convirtió en la oficial del estado. Ante esta nueva circunstancia la Iglesia comenzó a ordenar un culto hasta entonces disperso y perseguido, empleando criterios unificadores en todas sus ramas. La unificación en el terreno musical se realizó a través de los cantos.
La tarea de recopilar y ordenar los cantos sacros recayó sobre la figura del papa Gregorio I (540-604). Una vez resuelta la labor de investigación, y plasmado el resultado en el llamado Antiphonarius Cento sólo faltaba difundir estos cantos por todos los territorios del Cristianismo. Esta tarea de propagar los cantos gregorianos se le encomendó a unas instituciones llamadas Scholae Cantorum, escuelas de canto en cuyo interior los alumnos permanecían nueve años aprendiendo de memoria y de oído las melodías cuyos textos se encontraban en los antifonarios. San Isidoro de Sevilla protestaba de esta práctica, aduciendo que los cantos requerían una notación estricta para facilitar su memorización y pervivencia, pues de lo contrario, era cuestión de tiempo que se olvidaran.
Para encontrarnos con una notación tenemos que adelantarnos hasta el siglo IX, en que un monje benedictino llamado Ubaldo afirma que existe una notación alfabética (o latina) opuesta a otra notación que él llama imperfecta e imprecisa. La notación alfabética es sencilla de entender, cada letra indica con precisión un solo sonido; pero ¿cuál es esa notación imperfecta a que se refiere el monje? Esta notación es la llamada neumática, que consiste en lo siguiente: para ayudar a la memorización del canto se escriben encima de las palabras unos signos llamados neumas cuya función es doble, indicar el movimiento de la melodía y fijar por escrito los gestos del maestro. Aun reconociendo el adelanto que esta notación supone, lo cierto es que todo aquel que no conociera de antemano y de memoria el canto no podía aprenderlo por medio de los neumas, ya que éstos sólo indicaban si la melodía subía o bajaba, pero nunca precisaban los sonidos.
Un paso adelante en este asunto supuso trazar una línea sobre las letras del canto y fijar que cada neuma colocado sobre esa linea tuviera el mismo sonido. La letra que encabezaba la línea se llamó Clave. A esta línea se la aplicaron hasta tres líneas de distintos colores y los neumas comenzaron a colocarse sobre ellas y entre los espacios que se formaban. Posteriormente los neumas se modificaron y se llegó a la notación cuadrada.
En todo este caos aparece Guido D'Arezzo con nuevas propuestas, entre ellas el establecimiento del tetragrama, cuya evolución culmina en el pentagrama actual, y el nombre de las notas tal y como las conocemos hoy en día. La clave está en un himno en honor a San Juan que se cantaba entonces para que el santo protegiese a los cantores de la afonía, cuyas estrofas empezaban con una nota superior a la anterior. Guido decidió aplicar a la primera nota de cada estrofa el nombre que le correspondiera en el texto. El texto reza así:
Otra de las aportaciones interesantes de Guido D'Arezzo consiste en un recurso nemotécnico para aprender la "solmización" que se denominó "La Mano Guideana", que orientaba a los cantores en la práctica de la entonación.
El nombre de la nota SI surgió de las iniciales de San Juan, es decir, Sancte Joannes (la J se pronunciaba como I) y el Ut se sustituyó por Do, por ser de pronunciación más clara.
Como colofón incluyo un enlace al famoso himno de San Juan que dio pie al nombre de las notas como las conocemos, pero sin olvidar que en países como Alemania o Inglaterra se siguen utilizando las letras del alfabeto como recurso de notación.
Para otros asuntos relacionados con el canto gregoriano y la notación: